Persisten las fallas en el transporte estatal
A pesar de las constantes promesas del Gobierno de Nuevo León sobre una mejora en el sistema de transporte público, los datos oficiales muestran una realidad muy distinta. Actualmente, el 16% de los camiones verdes adquiridos por el gobierno estatal están fuera de circulación debido a problemas mecánicos y falta de mantenimiento.
Esto equivale a cerca de 290 unidades paradas, una cifra alarmante que sigue afectando a miles de personas que dependen del transporte público todos los días. Las fallas persisten a pesar de que hace apenas cuatro meses, en noviembre de 2024, las autoridades se comprometieron a reducir ese porcentaje al 10% antes de que terminara el año. Esa meta, sin embargo, no se cumplió.
El fracaso de los camiones verdes
El propio Secretario de Movilidad estatal, Hernán Villarreal, reconoció que el problema no ha sido resuelto. En sus palabras, “estamos tratando que esto sea lo mínimo que marca la norma”, refiriéndose al estándar técnico que permite un máximo del 10% de unidades fuera de servicio por mantenimiento. Hoy, esa cifra sigue estancada en el 16%.
El funcionario detalló que la flota de camiones verdes en Nuevo León se divide en tres grandes contratos: uno por 800 unidades, otro por 600 y uno más por 400. El promedio de unidades inactivas se calcula en base a esta división. Aunque Villarreal se negó a precisar cuántos camiones están fallando en cada contrato, confirmó que la situación no es uniforme entre todas las empresas arrendadoras.
Lo preocupante es que, a pesar del tiempo transcurrido y de los recursos públicos invertidos, no se ha logrado una solución efectiva. La administración estatal ha tratado de justificar esta situación asegurando que el mantenimiento corresponde a las arrendadoras. Sin embargo, esta estrategia parece estar generando más problemas que soluciones.
Inversión millonaria sin resultados visibles
El Gobierno estatal invirtió una gran cantidad de recursos en el arrendamiento de estas unidades, con la promesa de ofrecer un servicio más eficiente, ecológico y digno para los ciudadanos. La imagen de los nuevos camiones verdes circulando por las calles fue utilizada como emblema de una transformación que, en la práctica, ha quedado a deber.
En noviembre de 2024, el periódico El Norte publicó que entre 300 y 400 unidades estaban “yonqueadas”. Esto significa que los camiones estaban fuera de servicio en patios o talleres, sin posibilidad de circular por las calles. En ese entonces, la cifra representaba aproximadamente el 20% de la flota. Hoy, aunque se ha reducido ligeramente al 16%, sigue siendo una proporción inaceptable para un sistema que debería operar al máximo de su capacidad.
Usuarios padecen el rezago en las calles
Mientras el gobierno presume sus “logros”, la realidad para los usuarios del transporte público es otra. Las largas esperas en las paradas, los camiones saturados y las rutas que simplemente no llegan a tiempo se han convertido en el pan de cada día para miles de personas en el área metropolitana de Monterrey.
Muchos ciudadanos han denunciado en redes sociales que, a pesar de los nuevos camiones, el servicio no ha mejorado en absoluto. Las fallas mecánicas, las unidades paradas por horas en medio de la vía y la falta de supervisión han generado una creciente frustración en la población. Incluso hay quienes consideran que el sistema está peor que antes.
Para trabajadores, estudiantes y personas mayores, el transporte público no es una opción: es una necesidad. El hecho de que cerca de 1 de cada 6 camiones verdes esté fuera de operación representa no solo un problema logístico, sino una falta de respeto al tiempo y a la dignidad de quienes más lo necesitan.
Un discurso oficial desconectado de la realidad
Durante su declaración, Hernán Villarreal aseguró que el uso del transporte público ha aumentado desde que inició la administración emecista. “Cada vez hay más uso de transporte, eso significa que los usuarios están percibiendo un mejor servicio”, afirmó el funcionario.
Sin embargo, dicha afirmación contrasta con los testimonios ciudadanos y los datos duros. El aumento en el número de pasajeros podría deberse a otros factores como la falta de opciones de movilidad, el encarecimiento de la gasolina o la precariedad económica. Atribuirlo a una mejora en el servicio resulta, cuando menos, cuestionable.
Mantenimiento tercerizado: ¿solución o evasiva?
Una de las explicaciones dadas por el Secretario de Movilidad es que los gastos por mantenimiento de las unidades corren a cargo de las empresas arrendadoras. Aunque esto podría parecer un alivio para el erario estatal, en la práctica ha generado retrasos en las reparaciones y una falta de claridad en la rendición de cuentas.
Al no ser el gobierno quien realiza directamente el mantenimiento, la supervisión y exigencia de tiempos de respuesta se vuelven más difíciles. Esto ha derivado en que muchas unidades se queden más tiempo fuera de servicio del que deberían, afectando directamente a la población.
Además, esta dependencia de terceros para el funcionamiento de un sistema tan crucial como el transporte público deja en evidencia la fragilidad del modelo adoptado por la administración actual.
Las promesas rotas de la movilidad en Nuevo León
Diversos expertos en urbanismo y transporte han señalado que la estrategia de movilidad del Gobierno de Nuevo León está basada más en anuncios espectaculares que en soluciones reales. La compra y arrendamiento de camiones verdes fue presentada como un avance histórico, pero hoy los resultados son cuestionables.
A esto se suma la crisis con las líneas del Metro, las demoras en la construcción de nuevas rutas y la falta de integración con otros modos de transporte. El sistema de movilidad en la entidad parece estar en pausa mientras las necesidades de los ciudadanos crecen día con día.
La ausencia de una política integral de transporte público, con visión a largo plazo y centrada en las personas, ha generado un entorno en el que la improvisación y la opacidad parecen regir las decisiones.
La movilidad del futuro, estancada en el pasado
La capital de Nuevo León y su zona metropolitana se enfrentan a una crisis de movilidad que va más allá de los camiones verdes. La falta de infraestructura peatonal, la inseguridad vial y la poca prioridad a los ciclistas son parte de un contexto donde el transporte público debería ser la columna vertebral de la movilidad urbana.
Con casi 300 camiones verdes fuera de servicio, los tiempos de espera aumentan, los traslados se hacen más largos y la calidad de vida de miles de personas disminuye. El sistema actual no está cumpliendo con su función, y la confianza en las autoridades encargadas de resolver el problema está en entredicho.
Los ciudadanos no solo esperan transporte; esperan compromiso, resultados y responsabilidad. Y hasta ahora, el gobierno estatal ha fallado en cumplir esas expectativas.
Camiones verdes: La urgencia de repensar la movilidad
El caso de los camiones verdes representa sólo un síntoma de una problemática más profunda en Nuevo León: la falta de una política de movilidad integral, con visión de futuro y atención al presente. No se trata sólo de camiones parados; se trata de miles de vidas afectadas cada día por un sistema que no responde.
Si el Gobierno de Nuevo León quiere realmente hablar de “movilidad del futuro”, debe empezar por resolver los problemas del presente. La ciudadanía ya no puede esperar más.