El servicio de Metrorrey volvió a ponerse en la mira después de una jornada marcada por fallas, largas horas de espera y altas temperaturas en el metro. Tras permanecer inoperantes durante 10 horas, las Líneas 2 y 3 de Metrorrey reanudaron operaciones, pero los usuarios se encontraron con un problema que, aunque cotidiano, se agudizó con el calor extremo: trenes sin aire acondicionado en medio de una ola de calor que alcanzó hasta 36°C.
Las quejas no tardaron en inundar redes sociales y conversaciones en los andenes. Los pasajeros denunciaron que, pese a la compra y reciente presentación de nuevos trenes como parte de la llamada modernización del sistema, continúan en circulación unidades antiguas sin el equipo básico para garantizar un viaje digno. Para muchos, la reanudación del servicio no representó un alivio real, ya que lo que volvió a funcionar fue un sistema que sigue presentando carencias estructurales.
Fallas y reanudación del servicio
La suspensión del servicio afectó a miles de personas que dependen diariamente del Metro para trasladarse a sus trabajos, escuelas o actividades. Durante las 10 horas de inactividad, las estaciones se llenaron de usuarios en busca de alternativas, lo que saturó otras rutas de transporte público y provocó retrasos considerables en toda la ciudad.
Cuando finalmente se anunció la reactivación de las Líneas 2 y 3, la expectativa era que los problemas estuvieran resueltos. Sin embargo, al subir a los vagones, muchos se dieron cuenta de que las condiciones estaban lejos de mejorar. La falta de aire acondicionado convirtió los trayectos en un auténtico desafío físico, especialmente para personas mayores, niños y quienes viajaban en horas pico.
Aunque las autoridades han destacado las inversiones realizadas para adquirir nuevas unidades y mejorar la infraestructura, la persistencia de trenes antiguos sin clima pone en duda el impacto real de esas acciones. La reanudación del servicio evidenció que la modernización no ha eliminado problemas que afectan directamente la calidad del transporte.
Condiciones extremas para los pasajeros
Las altas temperaturas en el Metro no son una novedad en Monterrey, pero sí un factor que agrava el malestar de los usuarios cuando el aire acondicionado no funciona. En una ciudad que regularmente supera los 35°C en temporada de calor, viajar en vagones cerrados y sin ventilación adecuada se convierte en una experiencia sofocante y peligrosa para la salud.
Los testimonios recabados señalan que las temperaturas en el interior de algunos trenes eran insoportables. Pasajeros reportaron mareos, sudoración excesiva y malestar general durante recorridos que, en condiciones normales, deberían ser rápidos y eficientes. El contraste entre la imagen de modernización que promueven las autoridades y la realidad vivida por los usuarios ha generado un sentimiento de frustración y desconfianza.
Además, la situación reavivó el debate sobre las prioridades de inversión del Gobierno estatal. Mientras se presume la compra de unidades nuevas, estas no han sustituido por completo a los trenes más antiguos, lo que deja a los pasajeros expuestos a las mismas incomodidades de siempre.
En una hora metrorrey ingresa el sueldo de tres años y medio de un trabajador con salario mínimo, a pesar de ello @metrorreynlofi1 opera en números rojos
— Francisco León (@FranciscoleonJf) July 15, 2025
Esta mañana los esperamos 5:00 am por 4.1 y 8.1 ViX @nmasmonterrey pic.twitter.com/VUenpu3yAh
Modernización cuestionada tras altas temperaturas en el metro
El plan de modernización del Metro, anunciado con gran difusión mediática, prometía mejorar la experiencia de los usuarios y reducir las fallas que han caracterizado al sistema en los últimos años. No obstante, el episodio reciente dejó claro que el cambio no ha sido tan profundo como se esperaba.
La circulación simultánea de trenes nuevos y antiguos, sumada a la falta de mantenimiento preventivo, genera una experiencia de viaje desigual. Para algunos usuarios afortunados, el recorrido puede ser en una unidad con clima y asientos cómodos; para otros, el trayecto sigue siendo en un vagón caluroso, incómodo y con la misma apariencia de hace décadas.
Expertos en movilidad señalan que la modernización real no se logra solo con la compra de equipo nuevo, sino con un plan integral que incluya la sustitución completa de unidades obsoletas, la mejora de estaciones y un mantenimiento constante. Sin esto, el Metro seguirá siendo un sistema con avances parciales y deficiencias persistentes.
Llamado a soluciones definitivas
Las altas temperaturas en el Metro y las fallas recurrentes han generado un llamado ciudadano para que se adopten medidas definitivas. Colectivos de movilidad y organizaciones civiles coinciden en que es urgente implementar un plan claro para reemplazar todas las unidades sin aire acondicionado y garantizar que cada viaje se realice en condiciones seguras y dignas.
Además, proponen que se transparenten los calendarios de mantenimiento y las estrategias de modernización, de modo que los usuarios puedan conocer cuándo se verán reflejadas las mejoras en su experiencia diaria. Para muchos, el problema no es solo técnico, sino también de comunicación: la falta de información clara alimenta la percepción de que las autoridades actúan de forma reactiva y no preventiva.
Mientras tanto, cada jornada de calor extremo que coincide con fallas en el sistema se convierte en un recordatorio de que la modernización no debe quedarse en anuncios, sino materializarse en beneficios tangibles para quienes usan el Metro todos los días.