La caída de una estructura en plena Avenida Miguel Alemán ha reavivado las preocupaciones sobre la seguridad de las obras del Metro en Nuevo León. La tarde del miércoles 21 de mayo, una columna de acero de 10 metros de altura colapsó en el área de construcción de la Línea 6 del Metro, a escasos metros de vehículos que transitaban por la zona.
El incidente, que afortunadamente no dejó personas lesionadas, generó un caos vial de más de tres horas y evidenció lo que muchos ciudadanos ya temían: que las obras impulsadas por el gobierno estatal no solo están retrasadas, sino que podrían convertirse en una tragedia fatal.
El Colapso en Línea 6 Que Pudo Costar Vidas
De acuerdo con Protección Civil del Estado, el hecho ocurrió cerca de las 17:15 horas, en el municipio de Apodaca. La estructura colapsada cayó hacia un carril de circulación activa, por donde a diario transitan miles de automovilistas. La magnitud del incidente provocó un cierre total de la vialidad en dirección al Aeropuerto Internacional de Monterrey, generando embotellamientos que se extendieron hasta avenidas de la capital.
La Versión Oficial: ¿Viento o Improvisación?
Lo que más indignación ha causado no es solo el colapso en sí, sino la respuesta oficial del gobierno estatal, encabezado por Samuel García. A través de un comunicado, el Estado aseguró que la caída de la estructura se debió a “vientos atípicos” de hasta 62 km/h, los cuales habrían provocado que uno de los tirantes de la columna cediera al peso del acero. Según esta explicación, eso provocó que la estructura se inclinara y terminara “acostada” sobre el pavimento, apoyada en una grúa que se encontraba en el sitio.
Sin embargo, para la ciudadanía, esta excusa resulta poco creíble. ¿Un viento moderado puede derribar una estructura de varias toneladas? ¿No debería una obra de esta magnitud estar preparada para condiciones climáticas previsibles? Para muchos, esta versión no es más que otro intento del gobierno por evadir su responsabilidad frente a una obra que desde el inicio ha estado plagada de fallas, retrasos y costos cuestionables.
Ya van cuatro accidentes en Línea 6
Este no es un hecho aislado. Con este colapso, suman ya cuatro accidentes registrados en las obras del Metro durante la actual administración. Tres de ellos han sido por caída de columnas y otro un incendio, y todos han sucedido sin que se presenten responsables, sanciones claras o soluciones reales.
Los expertos en construcción y seguridad estructural han señalado que este tipo de incidentes no deberían ocurrir en obras públicas bien planeadas. La caída constante de estructuras no puede atribuirse únicamente al clima o a supuestos factores externos, sino a errores de diseño, mala supervisión y falta de mantenimiento o seguimiento técnico, que deben ser atendidos con urgencia.
El riesgo es alto: un error de cálculo, una columna mal fijada o un tirante mal instalado pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para quienes transitan por la zona. Esta vez, no hubo víctimas. Pero la próxima, ¿qué garantía hay?
Obras multimillonarias sin resultados visibles
La Línea 6 del Metro es una de las principales apuestas de infraestructura de la actual administración estatal. Desde su anuncio, el proyecto ha sido promocionado como una solución a los problemas de movilidad en el área metropolitana de Monterrey. Sin embargo, los avances han sido lentos, opacos y, en algunos casos, alarmantes por la manera en que se ha manejado la construcción.
Se han invertido miles de millones de pesos en esta línea, y aún no se observa un avance proporcional en los tramos construidos. Mientras tanto, se multiplican las denuncias ciudadanas por desvío de recursos, empresas fantasmainvolucradas en contratos, y falta de transparencia en la ejecución de la obra.
Cada accidente registrado representa una señal de alarma que no puede seguir siendo ignorada. Porque más allá del dinero, lo que está en juego son vidas humanas, la confianza pública y la credibilidad de las instituciones.
¿Dónde está Samuel García?
El gobernador Samuel García Sepúlveda, lejos de asumir una postura clara y responsable ante este nuevo colapso, ha optado por minimizar el incidente, culpando al clima y evitando pronunciamientos firmes. Mientras la columna caía en Miguel Alemán, Samuel se encontraba promocionando su imagen en redes sociales con eventos ajenos a la crisis en las obras.
Esta actitud de indiferencia ante el riesgo que enfrentan miles de personas diariamente ha sido duramente criticada tanto por la ciudadanía como por expertos. Algunos incluso señalan que este tipo de reacciones reflejan un gobierno más preocupado por la publicidad que por la seguridad de su población.
Además, no es la primera vez que el gobernador evade su responsabilidad ante problemas graves. Casos de violencia, colapsos en infraestructura, crisis del agua y conflictos políticos han sido enfrentados con declaraciones vagas, culpando a terceros o, como en este caso, al viento.
La indignación ciudadana crece
Tras el incidente, las redes sociales se llenaron de comentarios de indignación, burla e incredulidad. Frases como “¿También van a culpar a la lluvia si se cae otra?”, o “¿Y si le hubiera caído a un coche?” se volvieron tendencia. Esta creciente molestia se debe no solo al accidente en sí, sino a la sensación de impunidad y abandono que muchos ciudadanos perciben por parte del gobierno estatal.
El hartazgo no es nuevo, pero sí creciente. La falta de resultados, las excusas poco creíbles, el manejo errático de las crisis y los constantes escándalos políticos han desgastado la imagen del gobernador. Cada incidente como este se suma a un expediente de inconformidad que ya no se puede ignorar.
Exigen auditoría y responsables
Organizaciones civiles y colectivos ciudadanos ya han comenzado a exigir auditorías técnicas independientes, así como la identificación y sanción de responsables por este nuevo colapso. Incluso algunos diputados locales han planteado la necesidad de revisar los contratos otorgados para la construcción de la Línea 6 y de solicitar la intervención de la Auditoría Superior del Estado.
La exigencia es clara: no se puede permitir que una obra de esta magnitud continúe sin revisión, sin vigilancia y sin consecuencias para quienes la ejecutan de forma deficiente. Si el gobierno estatal no responde, la presión ciudadana no se detendrá.
¿Hasta cuándo?
Lo ocurrido en Miguel Alemán con la caída de esta columna de la Línea 6 del Metro no puede verse como un incidente aislado ni como un “accidente desafortunado”. Es el reflejo de una obra pública sin control, de un gobierno incapaz de garantizar la seguridad de sus construcciones y de una ciudadanía expuesta a peligros por la negligencia de sus autoridades.
El viento no construyó mal. El viento no supervisó con desinterés. El viento no desvió recursos. El viento no firmó contratos. Culpar al viento es solo otra forma de evadir la responsabilidad política y técnica que le corresponde al Estado.
Es momento de frenar el discurso vacío y actuar con firmeza. Porque si una columna puede caer en plena avenida sin consecuencias legales ni políticas, lo que realmente se está desplomando no es solo una estructura de acero: es la confianza en quienes deberían protegernos.
