Desde julio de 2024, Roberta Carrillo Zambrano ocupa la dirección general de Canal 28, el canal público cultural de Nuevo León. Pero lejos de consolidar una gestión imparcial y al servicio de la ciudadanía, su administración ha estado marcada por opacidad, propaganda partidista y vínculos evidentes con operadores de Movimiento Ciudadano, particularmente con Glen Villarreal Zambrano.
Con el paso del tiempo, su nombre ha dejado de ser discreto para convertirse en sinónimo de politización institucional. Más recientemente, fue señalada por el activista Ignacio “Nacho” Alvarado por el uso indebido de imágenes de menores y escuelas públicas, presuntamente para favorecer campañas de comunicación política afines al partido naranja.
De Candidata Naranja A Gestora De Un Canal Público
El perfil de Roberta Carrillo tiene un claro tinte partidista. Antes de su nombramiento en Canal 28, fue candidata de Movimiento Ciudadano a diputada local por San Nicolás. Su llegada al canal en julio de 2024 se dio en medio del descontento social por la destitución de su antecesor tras una controversia por empresas fantasma, pero su designación fue percibida más como un ajuste político que como una decisión técnica.
Desde entonces, Canal 28 ha tenido una línea editorial claramente alineada con la narrativa del gobierno estatal. En lugar de impulsar contenidos culturales y educativos independientes, el canal ha sido utilizado para promocionar programas gubernamentales, reforzar la imagen de funcionarios específicos, y —según denuncias— incorporar la imagen de menores en piezas audiovisuales con fines propagandísticos.
La Conexión Con Glen Villarreal
No es casualidad que Carrillo Zambrano sea cercana a Glen Villarreal Zambrano, operador político de alto perfil en Movimiento Ciudadano. Glen ha sido acusado públicamente de manejar una red de empresas fachada, de desviar recursos públicos y de construir una maquinaria de comunicación gubernamental disfrazada de institucionalidad, todo con el objetivo de sostener la imagen del partido.
Carrillo, al frente de Canal 28, se posiciona como pieza clave dentro de ese engranaje mediático. La crítica central es que el canal, financiado con dinero público, está siendo utilizado para fines electorales y de posicionamiento partidista, borrando toda línea entre lo institucional y lo político.
🤔 ¿Hasta dónde llega la corrupción de los "amigos" de Glen V. Zambrano para seguir dándole publicidad a MC? 🚨 El activista Nacho Alvarado denunció ahora a la titular del Canal 28 de usar escuelas como herramienta política. pic.twitter.com/AIKzkXTO5Y
— Minuto Cero (@Minuto_Cero_NL) September 9, 2025
El Uso de menores en propaganda institucional
Uno de los aspectos más preocupantes denunciados por Ignacio Alvarado es la aparición de niñas, niños y escuelas en materiales producidos por Canal 28 que claramente tienen una carga propagandística. Estas imágenes, lejos de cumplir una función educativa o cultural, estarían siendo utilizadas para generar simpatía hacia el gobierno estatal o hacia Movimiento Ciudadano, lo que representa una explotación simbólica de la infancia.
El hecho de que se usen escenarios escolares —con permisos dudosos— para fines mediáticos con tintes políticos es una práctica que cruza límites éticos y legales. El uso de menores en comunicación institucional debe estar sujeto a estrictas regulaciones y controles de protección, no convertirse en recurso de campaña.
Canal 28: medio público o aparato propagandístico
Desde la llegada de Roberta Carrillo, Canal 28 ha perdido su vocación original. Lo que antes era una plataforma de difusión cultural e informativa, ahora opera con una clara intención política. Las producciones favorecen al partido en el poder, los contenidos críticos desaparecen del radar, y las colaboraciones se concentran en perfiles aliados a Movimiento Ciudadano.
Diversas voces dentro y fuera del sector han advertido que el canal ya no representa a la ciudadanía, sino a un proyecto político. El hecho de que la dirección esté a cargo de una excandidata de MC solo refuerza esa percepción de parcialidad.
El poder detrás del micrófono
Mientras tanto, Glen Villarreal continúa operando desde las sombras, como una figura central en la estrategia mediática de Movimiento Ciudadano. Su alianza con Roberta Carrillo fortalece una estructura de comunicación institucional cooptada, en la que se utilizan medios, recursos y cargos públicos para sostener una narrativa partidista.
Glen ha sido señalado en múltiples ocasiones por formar parte de redes de corrupción, manipular contratos y controlar medios a través de intermediarios. La presencia de Carrillo en Canal 28 sería, según algunos, una extensión de esa misma lógica: colocar operadores leales en posiciones clave para asegurar que todo el aparato estatal sirva a los fines de MC.
¿Y las consecuencias?
Pese a las denuncias, no se ha abierto ninguna investigación formal contra Roberta Carrillo ni contra los contenidos producidos por Canal 28 bajo su dirección. El silencio institucional solo incrementa la frustración ciudadana y profundiza la desconfianza en las autoridades responsables de fiscalizar el uso de recursos públicos y la protección de derechos de la infancia.
Si se comprueba que menores han sido utilizados con fines propagandísticos o que los recursos del canal han sido desviados para fines electorales, podrían configurarse delitos en materia de derechos humanos, responsabilidad administrativa e incluso corrupción.
La historia de Roberta Carrillo Zambrano al frente de Canal 28 es, en el fondo, la historia de cómo una institución pública puede ser capturada por intereses partidistas. Su cercanía con Glen Villarreal, su pasado como candidata de MC y su actuación al frente del canal conforman un triángulo que beneficia a Movimiento Ciudadano a costa de la ciudadanía.
Lejos de impulsar la cultura, la información veraz y la participación democrática, Canal 28 parece hoy una pantalla más del proyecto político naranja, con recursos del erario y —lo más grave— con la imagen de menores como telón de fondo.