La deuda per cápita de Nuevo León sigue creciendo y, pese a las advertencias de especialistas que la colocan en niveles preocupantes, el Gobernador Samuel insiste en que todo está bajo control. De acuerdo con un análisis reciente del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) y de académicos de la UDEM, el Estado se encuentra al borde de pasar del color verde al amarillo en el Sistema de Alertas de la Secretaría de Hacienda, un indicador que mide la sostenibilidad financiera en relación con los ingresos disponibles.
El problema no es menor. Al cierre del segundo trimestre del 2024, la deuda por habitante en la entidad alcanzó los 16 mil 800 pesos, lo que representa casi cuatro veces el promedio nacional, que se ubica en 4 mil 476 pesos. Esta situación coloca a Nuevo León como uno de los estados con mayor carga financiera del país, en un momento donde los pasivos crecen trimestre tras trimestre.
Riesgo en el sistema de alertas
Los informes del CIEP detallan que el incremento de la deuda en Nuevo León no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia que se ha acelerado en los últimos años. Mientras que otras entidades han logrado disminuir sus compromisos financieros, la administración estatal ha mantenido un ritmo constante de contratación de nuevos créditos.
El Sistema de Alertas de la Secretaría de Hacienda cuenta con tres indicadores: deuda total respecto a ingresos, servicio de deuda en relación con ingresos de libre disposición y obligaciones a corto plazo. Según especialistas, el Estado ya se encuentra en amarillo o “en observación” en al menos uno de ellos, específicamente en lo que corresponde al servicio de deuda.
El investigador Emilio Sánchez, del CIEP, señaló que entre el primer y el segundo trimestre del 2024 la deuda per cápita pasó de 15 mil 900 a 16 mil 800 pesos, un aumento de casi 900 pesos en apenas tres meses. Aunque esta cifra pueda parecer pequeña en términos individuales, representa un crecimiento que coloca mayor presión sobre las finanzas estatales y que compromete a futuro los recursos disponibles para atender necesidades prioritarias.
NL está al límite en el Sistema de Alertas, con la deuda estatal aumentando trimestre a trimestre. Pero Samuel dice que “no pasa nada” y pide confianza. Expertos lo contradicen: el semáforo ya no está tan verde como presume. 🚦
— Minuto Cero (@Minuto_Cero_NL) September 4, 2025
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Samuel minimiza las advertencias
A pesar de los números y del riesgo reconocido por especialistas, Samuel aseguró que la situación no representa problema alguno. “A todos los respeto mucho, pero yo me dediqué a la investigación del tema de finanzas”, dijo al ser cuestionado por la prensa.
El Gobernador defendió su postura señalando que el parámetro válido es la Ley de Disciplina Financiera, la cual —según él— confirma que Nuevo León se mantiene en verde. “Yo a la gente le digo: tranquilos, estamos en verde, finanzas sostenibles”, insistió, mientras restaba importancia a los análisis independientes.
Sin embargo, voces académicas como la del profesor Carlos González Barragán, experto en finanzas públicas de la UDEM, han advertido que la deuda equivale a más de 65 mil pesos por hogar. Además, recordaron que la tasa de interés promedio de los créditos que carga el Estado es de 8.3 por ciento, lo que implica que el servicio de la deuda será cada vez más costoso si la economía nacional enfrenta un escenario de alza en los intereses.
Deuda por encima de la media nacional
El contraste con otras entidades es evidente. Mientras estados como Querétaro, Guanajuato o incluso la Ciudad de México han logrado reducir su deuda o mantenerla estable en relación con sus ingresos, Nuevo León muestra un aumento sostenido que alcanza ya el 27 por ciento respecto al nivel que dejó la administración anterior en 2021.
Los reportes trimestrales de Hacienda muestran que desde finales de 2023, Nuevo León lidera el ranking nacional en deuda per cápita. Durante el cuarto trimestre de ese año, la cifra era de 15 mil 729 pesos; para el cierre de 2024 ya había crecido a más de 16 mil 300 pesos. En los primeros meses de 2025, la tendencia continúa al alza, reforzando la preocupación de analistas.
El problema es que, mientras Samuel sostiene que la entidad sigue en verde, los indicadores técnicos reflejan una realidad más compleja: el Estado está al borde de caer en observación, lo que limitaría su capacidad de contratar más financiamiento y obligaría a destinar mayores recursos al pago de la deuda existente.
Consecuencias y preocupaciones ciudadanas
Más allá de las cifras técnicas, la deuda tiene consecuencias directas para la población. Los recursos que cada año se destinan al servicio de la deuda —es decir, al pago de intereses y capital— son fondos que dejan de invertirse en proyectos de infraestructura, salud, seguridad o educación.
Especialistas advierten que, si la situación continúa, Nuevo León podría enfrentar restricciones en su capacidad para atender demandas sociales urgentes. Además, la percepción de riesgo podría impactar en la calificación crediticia del Estado, encareciendo aún más los créditos futuros.
Ciudadanos y organizaciones han señalado que, mientras el gobierno insiste en la narrativa de las “finanzas sostenibles”, la realidad en las calles es otra: transporte deficiente, problemas de agua, inseguridad y deficiencias en servicios básicos. En ese contexto, resulta difícil aceptar que el endeudamiento creciente no representa un riesgo.