La Ecovía en Nuevo León cumple más de una década de operaciones en un estado de abandono que refleja las deficiencias del transporte público en la entidad. Estaciones deterioradas, cajeros sin servicio, carriles exclusivos destruidos y camiones convertidos en chatarra son parte del panorama diario para miles de pasajeros que dependen de este sistema.
Pese a que el Gobierno estatal ha destinado millonarias transferencias para mantenerlo en pie, la realidad es que la Ecovía continúa hundida en problemas estructurales y financieros. Las quejas ciudadanas son constantes y se centran en la falta de mantenimiento, la saturación en horas pico y la operación irregular de las unidades.
Deficiencias En Infraestructura
La Ecovía en Nuevo León fue inaugurada en enero de 2014 bajo la promesa de convertirse en un sistema de transporte moderno tipo BRT (Bus Rapid Transit). Sin embargo, desde los primeros meses mostró carencias que hicieron que los usuarios la apodaran “Transmetro Monterrey-Guadalupe”.
Actualmente, las estaciones presentan graves deficiencias: carecen de aire acondicionado, tienen poco espacio y los cajeros automáticos, en su mayoría, no funcionan. En la estación Guerrero, un trabajador reconoció que los pasajeros se quejan constantemente de la falta de clima y de las largas esperas para abordar un camión.
Los carriles exclusivos, que en teoría debían garantizar la fluidez de las unidades, tampoco se salvan del abandono. En avenidas clave como Ruiz Cortínez y Lincoln, la infraestructura destinada a confinar la circulación se encuentra destruida o arrancada, con balizas dañadas que ya no cumplen su función.
Historia De Requisas Y Deudas
El deterioro de la Ecovía en Nuevo León también está ligado a su compleja historia administrativa. Tras su arranque con retraso en el sexenio de Rodrigo Medina, el sistema fue requisado en octubre de 2016 por el entonces Gobernador Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”. Aunque la medida fue presentada como temporal, la administración estatal se quedó con el control de la operación hasta la fecha.
En 2023, ya en el gobierno de Samuel García, el Tribunal de Justicia Administrativa determinó que la requisa había sido ilegal. Aun así, la Ecovía sigue bajo administración estatal, sobreviviendo a través de préstamos constantes. Según el informe financiero de Metrorrey al cierre de 2024, la deuda del sistema con el Gobierno estatal asciende a más de 191 millones de pesos, un 6% más que el año anterior.
Estos números reflejan que la Ecovía no solo enfrenta un problema de infraestructura, sino también una crisis financiera crónica que pone en duda su viabilidad a largo plazo.
Camiones Verdes, Otra Promesa Fallida
En un intento por modernizar el servicio, el gobierno de Samuel García incorporó los llamados “camiones verdes”, adquiridos en China. La medida fue presentada como una solución innovadora, pero la falta de planeación en su mantenimiento los convirtió rápidamente en parte del problema.
La estación Valle Soleado, en Guadalupe, se ha transformado en un cementerio de estas unidades, muchas de ellas descompuestas a pocos meses de haber entrado en operación. Transportistas denuncian que las refacciones son difíciles de conseguir y que no se capacitó al personal mecánico para darles mantenimiento adecuado. Como resultado, la cantidad de camiones inutilizados sigue creciendo.
El usuario Joel Soto resumió la situación: “En la mañana y en la noche, en las horas pico está muy lleno”. La falta de unidades funcionales provoca que los pasajeros enfrenten largas filas y camiones abarrotados, especialmente en horarios laborales y escolares.
A pesar de las transferencias millonarias del Estado, que incluyeron una requisa, el panorama que muestra la Ecovía es de deterioro.#elnortelocal https://t.co/ukvCEox9VK
— elnortelocal (@elnortelocal) September 1, 2025
Futuro Incierto para la Ecovía
El futuro de la Ecovía en Nuevo León luce incierto. Mientras las autoridades aseguran que se trabaja en nuevas soluciones de pago digital a través de una aplicación móvil, los cajeros para recargar tarjetas han sido abandonados. Fuentes internas revelan que los pocos equipos que aún funcionan serán retirados gradualmente, dejando a los pasajeros sin una alternativa confiable mientras el sistema digital se implementa.
Para los usuarios, el discurso de modernidad contrasta con una realidad de abandono. La falta de mantenimiento, la saturación y las deudas acumuladas muestran que la Ecovía, lejos de convertirse en un modelo de transporte público, se ha transformado en un símbolo del descuido estatal.
El malestar ciudadano crece cada día, pues miles de personas dependen de este medio para trasladarse a sus trabajos, escuelas y hogares. La expectativa de un transporte seguro, eficiente y digno sigue sin cumplirse, y la desconfianza hacia las promesas del gobierno se profundiza.