En 2024, Monterrey, la capital industrial de Nuevo León, ha enfrentado un brote alarmante de dengue, una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que ha dejado a la ciudad en una situación crítica. Con más de 4,600 casos confirmados en el estado y un número creciente de defunciones, la administración local, encabezada por el alcalde Adrián de la Garza, ha intensificado los esfuerzos para combatir esta epidemia. Este artículo ofrece un análisis completo de los esfuerzos desplegados, la gravedad de la situación y las respuestas tanto de las autoridades locales como de los ciudadanos para hacerle frente a la crisis sanitaria.
Un brote alarmante
A principios de 2024, los reportes de la Secretaría de Salud de Nuevo León comenzaron a revelar una preocupante alza en los casos de dengue en la región. Según datos oficiales, Monterrey se encontraba en el primer lugar en el estado en número de casos, y a nivel nacional, la ciudad ocupaba el segundo lugar en casos diagnosticados. Para el 9 de octubre, Monterrey había acumulado más de 1,400 casos confirmados, lo que posicionaba a la ciudad como la “capital del dengue” en México. La situación no solo era grave por el volumen de casos, sino también por el número de muertes asociadas al brote, con al menos nueve decesos reportados en la ciudad.
El aumento de los contagios llevó a las autoridades municipales a emitir alertas tempranas y activar planes de emergencia, buscando frenar la propagación del virus. Sin embargo, las causas del aumento de casos no solo se limitaban a la falta de medidas preventivas en algunos sectores, sino también a factores como el cambio climático, la acumulación de agua en espacios públicos y privados, y el comportamiento de los mosquitos, que encuentran en el entorno urbano un hábitat propicio para su proliferación.
La respuesta municipal: acciones inmediatas
Ante la magnitud del problema, el alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza, comenzó a coordinar una serie de operativos para contener la propagación del dengue. El 9 de octubre de 2024, el gobierno municipal lanzó oficialmente la campaña de fumigación y descacharrización, con el objetivo de reducir los criaderos de mosquitos en los hogares y áreas públicas. Estas medidas fueron acompañadas de una fuerte campaña de sensibilización en las comunidades afectadas, donde se explicaba cómo los ciudadanos podían colaborar en la eliminación de objetos que pudieran acumular agua, como llantas viejas, recipientes de plástico y troncos.
El alcalde, preocupado por las altas cifras de contagios, también solicitó al gobernador Samuel García que emitiera una declaratoria de emergencia sanitaria, respaldada por el Congreso Local. De la Garza hizo hincapié en que, sin la intervención del estado, la situación podría empeorar rápidamente. A su juicio, era urgente movilizar recursos especiales para atender la crisis, más aún cuando se habían reportado varias muertes debido al dengue.
Acciones de fumigación y descacharrización
Como parte de la campaña intensiva de prevención, el gobierno municipal implementó operativos de fumigación en los puntos críticos de la ciudad, que incluían parques, escuelas, mercados y zonas residenciales. La fumigación tenía como objetivo eliminar los mosquitos adultos y reducir el riesgo de nuevas infecciones. A su vez, las brigadas de descacharrización trabajaron en la recolección de objetos en desuso que pudieran convertirse en criaderos de mosquitos. Esta acción no solo fue importante en la eliminación de criaderos en espacios públicos, sino también en la limpieza de patios y jardines en las casas de los regiomontanos.
Sin embargo, los recursos con los que contaba el municipio para fumigación no eran suficientes, lo que llevó a que las autoridades solicitaran más apoyo a nivel estatal y federal. La falta de insumos y material adecuado para llevar a cabo las fumigaciones a gran escala fue un reto significativo, pero la situación hizo evidente la necesidad de contar con un sistema más organizado y eficiente de respuesta ante brotes epidémicos.

La colaboración intermunicipal y estatal
La epidemia de dengue no solo afectó a Monterrey, sino también a otros municipios de la zona metropolitana y del estado de Nuevo León. El gobierno local comenzó a coordinar esfuerzos con municipios cercanos como San Pedro, Apodaca, San Nicolás, Guadalupe, y Santa Catarina, quienes también se vieron afectados por el aumento de casos. Cada municipio implementó sus propias campañas de fumigación, descacharrización y prevención, reforzando las acciones del municipio central.
En Apodaca, por ejemplo, el gobierno desplegó cuadrillas especiales para fumigar 450 colonias, mientras que San Nicolás de los Garza intensificó sus esfuerzos para fumigar más de 350 colonias y parques. En Santa Catarina, las autoridades también lanzaron una campaña titulada “Todos contra el dengue”, que incluía la fumigación en todos los sectores del municipio, junto con la recolección de desechos y la limpieza de áreas de riesgo. La intermunicipalidad y la coordinación entre las autoridades locales fueron clave para combatir la epidemia en todo el estado.
Además, la Secretaría de Salud de Nuevo León se sumó al esfuerzo mediante la distribución de material preventivo y la entrega de tabletas de abate para eliminar las larvas de mosquitos en los hogares. La colaboración entre los distintos niveles de gobierno y las autoridades locales fue crucial para frenar la propagación de la enfermedad, pero también puso de relieve la falta de una respuesta estatal más rápida y organizada ante un brote de esta magnitud.
Impacto en la salud pública y la vida cotidiana
El brote de dengue en Monterrey y otros municipios de Nuevo León no solo ha tenido consecuencias en términos de salud, sino que también ha afectado la vida cotidiana de los habitantes. La preocupación por el aumento de casos y las muertes asociadas a la enfermedad ha generado un ambiente de alerta en la población, especialmente en las áreas más afectadas por el brote. Las autoridades municipales han instado a los ciudadanos a tomar medidas preventivas en sus hogares y comunidades para evitar nuevos contagios, pero la lucha contra el dengue también ha sido un recordatorio de las deficiencias en infraestructura sanitaria y de prevención en la ciudad.
El impacto en la vida cotidiana también ha sido evidente en las escuelas, donde se implementaron medidas adicionales de limpieza y fumigación, mientras que algunos eventos públicos fueron suspendidos para evitar el contacto con áreas de riesgo. Los hospitales y centros de salud también han estado al límite de su capacidad, atendiendo un número creciente de pacientes con síntomas de dengue, lo que ha puesto una gran presión sobre el sistema de salud de la ciudad.
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A medida que la crisis por el dengue continúa, Monterrey se enfrenta a nuevos desafíos relacionados con la prevención y el control de enfermedades transmitidas por vectores. La cooperación entre el gobierno local, el estatal y los ciudadanos sigue siendo un factor clave para superar esta situación. Si bien las acciones tomadas han sido importantes, el camino hacia una ciudad más segura y saludable sigue siendo largo, y los esfuerzos deben mantenerse a lo largo del tiempo para evitar nuevos brotes y garantizar la salud de los regiomontanos.