El discurso del cambio ha sido una constante en las nuevas generaciones políticas de México. Jóvenes con presencia en redes sociales, lenguaje fresco y causas sociales como estandarte. En Nuevo León, uno de los rostros más visibles de este fenómeno ha sido Glen Alan Villarreal Zambrano, mejor conocido como Glen Zambrano, quien se ha hecho notar por su activismo ambiental y su estilo confrontativo. Sin embargo, detrás de esta imagen, hay acusaciones graves de corrupción, contratos simulados y represión digital que hoy lo colocan en el centro de una tormenta legal y mediática.
De Influencer Verde A Operador De Red Facturera
Durante su paso como coordinador de Comunicación Social en el Gobierno de Nuevo León, Glen Zambrano no solo tuvo a su cargo la imagen del estado, sino también el manejo de millones de pesos en contratos de publicidad y difusión. En ese contexto, se señala que asignó contratos por más de 20 millones de pesos a la empresa Telerma, cuya legitimidad está hoy en duda.
Lo que se sabe sobre Telerma es preocupante: fue creada de forma exprés, sin experiencia previa, sin infraestructura, y con socias que no sabían que lo eran. Testimonios apuntan a que una de ellas vendía paletas y la otra trabajaba en una fábrica, sin conocimiento de contratos con el gobierno ni participación en ningún proceso administrativo.
Este patrón de usar prestanombres para canalizar recursos públicos es una vieja práctica en la política mexicana. Lo que hace diferente este caso es que involucra a un legislador que presume de nuevo, distinto y honesto.
La Denuncia Que Incomodó A Glen Zambrano
Fue Ignacio “Nacho” Alvarado, activista de transparencia y rendición de cuentas, quien documentó y denunció públicamente estas irregularidades. La acusación fue directa: uso indebido de recursos públicos mediante empresas fantasma. Lo que quizá nadie anticipó fue la forma en que Glen respondería.
En lugar de presentar pruebas o enfrentar la acusación con claridad, Glen Zambrano arremetió contra Alvarado desde su cuenta oficial de Instagram, usándola para burlarse, desacreditar y lanzar mensajes que fueron interpretados como intimidatorios. Así, el legislador pasó de acusado a agresor, intentando acallar la crítica con la fuerza de su visibilidad.
Denunciar Se Castiga, Pero Callar Sale Gratis
Ante estos ataques, Nacho Alvarado presentó una denuncia por injurias ante el Ministerio Público. El mensaje fue claro: quien usa su poder para difamar debe responder ante la ley. Y aunque esto debería ser la respuesta natural en una democracia sana, el caso ha evidenciado lo contrario: el silencio institucional es absoluto.
Ni el Congreso local, ni su partido, ni el propio Gobierno estatal han emitido declaraciones. Movimiento Ciudadano, que tanto presume de combatir la vieja política, ha optado por mirar hacia otro lado. Mientras tanto, Glen continúa sin rendir cuentas por los contratos asignados y por los ataques públicos a un ciudadano que solo pidió claridad.
El Control Del Relato Desde El Poder
Lo que vuelve este caso más grave es que no se trata solo de un conflicto entre dos personas. Lo que está en juego es el uso del poder para controlar el relato, para desacreditar públicamente a quien denuncia, y para crear una narrativa alternativa donde el acusado se presenta como víctima.
En una era dominada por redes sociales, un político con miles de seguidores tiene el poder de volver invisible a quien lo cuestiona. Y cuando ese poder se usa desde cuentas oficiales, la línea entre lo público y lo personal se desdibuja peligrosamente. El ciudadano pierde toda capacidad de defenderse en condiciones de igualdad.
¿Hasta Cuándo La Impunidad Contra Glen Zambrano?
La Fiscalía Anticorrupción de Nuevo León tiene en sus manos la posibilidad de investigar tanto el desvío de recursos como la denuncia por injurias. Sin embargo, el historial reciente no da muchas esperanzas. Casos similares han sido archivados o congelados por falta de voluntad política.
Si este expediente corre la misma suerte, se habrá perdido otra oportunidad de demostrar que nadie está por encima de la ley, sin importar su imagen, su partido o su número de seguidores.
El Activismo Como Amenaza A La Narrativa Oficial
Este caso también ha dejado al descubierto lo incómodo que resulta el activismo independiente para ciertos políticos. Mientras los medios tradicionales se enfocan en lo superficial, activistas como Nacho Alvarado se dedican a revisar documentos, detectar inconsistencias, y sacar a la luz lo que otros prefieren esconder.
La reacción de Glen Zambrano confirma que la verdadera amenaza no son las críticas vacías, sino las denuncias con evidencia. Y cuando la evidencia no puede negarse, se intenta descalificar a quien la presenta.
¿Qué Significa Esto Para La Ciudadanía?
Lo más preocupante de este caso no es solo la corrupción posible, sino el precedente que podría sentar. Si denunciar te expone a ataques públicos desde cuentas oficiales, y si el aparato de justicia guarda silencio, el mensaje es claro: mejor callarse.
Esto genera un clima de miedo, donde los ciudadanos pensarán dos veces antes de exigir transparencia. Y eso, a largo plazo, debilita por completo la democracia.
Glen Y El Precio De Proteger La Imagen
Glen Alan Villarreal Zambrano ha construido su carrera en torno a la imagen: el joven que clausura fábricas, que defiende causas sociales, que le habla a las nuevas generaciones. Pero el contraste entre esa narrativa y los hechos denunciados por Nacho Alvarado es insostenible.
Asignar contratos a una empresa fantasma, atacar a un ciudadano desde una cuenta oficial, y no dar la cara cuando se le exige, no son actos de alguien nuevo ni diferente. Son las mismas prácticas de siempre, con filtros de Instagram.
La pregunta ahora no es si caerá Glen. La pregunta es cuántos más seguirán usando el poder para disfrazar la corrupción de activismo.