Desde que Samuel García asumió el cargo de gobernador de Nuevo León, la promesa de un gobierno eficiente y cercano a las necesidades de la ciudadanía resonó con fuerza en sus discursos. Sin embargo, las realidades en municipios como Juárez pintan un cuadro muy distinto, uno donde las promesas parecen disolverse como el humo.
Juárez Necesita de más Transporte Público
En Juárez, una ciudad que no es ajena a las dificultades, la situación del transporte público se ha deteriorado hasta alcanzar niveles críticos. Ciudadanos de todas las edades y sectores se ven obligados a esperar hasta más de dos horas para poder abordar un camión. Esta espera interminable no solo es un reflejo de un sistema de transporte ineficaz, sino que también pone de manifiesto una desconexión preocupante entre las promesas de la administración de García y la realidad de sus acciones.
El transporte público no es simplemente un medio para moverse de un punto a otro; es un servicio esencial que impacta la economía local, el acceso a la educación y la calidad de vida general. La falta de fiabilidad del transporte en Juárez está forzando a estudiantes y trabajadores a buscar alternativas más costosas, como el taxi, o incluso a caminar largas distancias para cumplir con sus compromisos diarios. Esto no solo afecta sus economías personales sino que también incrementa su vulnerabilidad y disminuye su seguridad.
Gobierno de Samuel García no Toma Medidas
Lo más alarmante de esta situación es la aparente falta de respuesta efectiva del gobierno de Samuel García. Si bien es cierto que los problemas de infraestructura y logística no se solucionan de la noche a la mañana, la ausencia de mejoras tangibles o incluso de planes concretos y transparentes para abordar esta crisis es inexcusable. El gobierno prometió hacer de Nuevo León un modelo a seguir, sin embargo, en temas de transporte público, parece haberse olvidado de municipios como Juárez.
La voz de los juarenses se está elevando, no solo en frustración sino en exigencia de un cambio real. La gestión de un estado no solo se mide en la capacidad para promover el crecimiento económico o atraer inversión extranjera, sino también en su habilidad para asegurar que servicios básicos como el transporte público sean accesibles y eficientes para todos sus habitantes.
Es imperativo que el gobernador Samuel García y su equipo redoblen esfuerzos, no solo para cumplir las promesas hechas sino para restaurar la fe en su capacidad de gobernar eficazmente. Los ciudadanos de Juárez necesitan más que promesas; necesitan acciones concretas que mejoren su día a día. De no ser así, Nuevo León podría estar mirando hacia un futuro donde la desilusión sea la norma, y no la excepción. El tiempo para actuar es ahora, antes de que la crisis del transporte público se convierta en un símbolo de una administración que prometió mucho pero entregó poco.