El Gobierno de Nuevo León, encabezado por Samuel García, anunció oficialmente la eliminación del sistema de pago por kilómetro recorrido en el transporte urbano. Esta decisión marca el fin de una estrategia que fue presentada como una de las principales soluciones a la crisis del transporte público en el estado, pero que ahora ha sido descartada sin reconocer públicamente su fracaso. La medida, implementada hace casi tres años, fue severamente cuestionada por los propios transportistas y expertos en movilidad desde su origen.
En una reciente sesión de la Junta de Gobierno del Instituto de Movilidad y Accesibilidad (IMA), se aprobó el regreso al sistema de pago por pasajero, modelo que se utilizó por décadas en Nuevo León antes del cambio impulsado por la actual administración. Aunque las autoridades justifican esta nueva decisión como una estrategia para dar prioridad al usuario, la magnitud del subsidio que el Gobierno ha tenido que otorgar en los últimos meses para sostener el esquema por kilómetro refleja una falta de planeación y ejecución efectiva.
Gobierno Justifica El Cambio De Modelo
Durante la reunión del IMA, Abraham Vargas, encargado del despacho del instituto, explicó que el nuevo modelo busca enfocar los incentivos en mejorar el servicio desde la perspectiva del pasajero. En sus palabras, la intención ahora es “alinear los incentivos para mejorar la prestación del servicio público y que el pasajero sí perciba el cambio”.
Vargas aseguró que con el pago por pasajero, los transportistas tendrán una motivación más clara para ofrecer un mejor servicio: desde el mantenimiento de las unidades hasta el cumplimiento adecuado de las rutas y horarios. Todo esto, insistió, será vigilado por el IMA de forma constante para evitar irregularidades.

Ante Pago Por Kilometro Los Subsidios Se Vuelven Incontrolables
Uno de los argumentos más fuertes para abandonar el esquema anterior es el elevado costo financiero que ha representado para el estado. Según datos del propio instituto, el gobierno ha estado subsidiando el sistema con 40 millones de pesos semanales, lo que proyecta un gasto de hasta 15 mil millones de pesos en un plazo de dos años y medio si se mantenía el modelo.
La administración estatal prevé que, con el nuevo sistema, el gasto se reduzca significativamente, estimando un subsidio total de 6 mil millones de pesos durante el mismo periodo. La diferencia de 9 mil millones de pesos fue presentada como una justificación técnica para el viraje, aunque no se reconoció que los costos excesivos responden a una falla estructural del modelo implementado inicialmente.
Cambios Se Aplicarán De Forma Progresiva
El nuevo modelo de pago se aplicará de forma escalonada en el transporte urbano. Las autoridades anunciaron que todos los autobuses nuevos, es decir, los mil 500 vehículos adquiridos recientemente, ya comenzarán a operar bajo este esquema. Para los camiones anteriores, se iniciará el cambio en julio, comenzando con 800 unidades y concluyendo con el resto antes de que termine el año.
El funcionario afirmó que la meta es que para diciembre de 2025, la totalidad de las unidades operen bajo el nuevo sistema. Esta migración implicará ajustes en contratos, supervisión operativa y estrategias de monitoreo para asegurar que los transportistas se apeguen a los lineamientos propuestos.
Gobierno Evade Reconocer El Fracaso Del Pago Por Kilómetro
A pesar del cambio evidente, el Gobierno de Samuel García se niega a calificar como fallido el sistema de pago por kilómetro en el transporte urbano. Cuando se le preguntó directamente si el esquema fracasó, Abraham Vargas respondió que no fue así, sino que representó una etapa de transición hacia un modelo más formal.
Vargas justificó que dicho esquema permitió avanzar de permisos de concesión a contratos administrativos de operación. Aunque admitió que, tras una evaluación de tres años, encontraron áreas de mejora, evitó usar términos que implicaran una rectificación por error. En cambio, sostuvo que simplemente se está evolucionando hacia una mejor solución.
Sin embargo, la realidad financiera y operativa del sistema por kilómetro contradice esa narrativa. El modelo terminó exigiendo recursos públicos de forma desproporcionada, sin que se tradujera en mejoras palpables para los usuarios del transporte. Los problemas de frecuencia, saturación, mal estado de las unidades y fallas en los horarios siguen siendo frecuentes.
¿Fue Un Ajuste Tardío?
La decisión de volver al pago por pasajero representa un cambio de fondo en la estrategia de movilidad de Nuevo León. Aunque las autoridades insisten en presentar el viraje como una mejora planeada, los hechos apuntan a que se trata de una corrección obligada por el impacto financiero y las críticas que ha recibido el modelo de pago por kilómetro desde su implementación.
Con un gasto estimado de 15 mil millones de pesos, la administración de Samuel García defendió el esquema de pago por kilómetro a pesar de que no logró solucionar los problemas de transporte urbano. Ahora, con el regreso al pago por pasajero, las expectativas se centran en si este nuevo intento logrará atender las demandas ciudadanas o si simplemente representa otro cambio improvisado en una política que ha mostrado inestabilidad y falta de rumbo desde sus inicios.
Mientras tanto, los usuarios del transporte público en Nuevo León siguen enfrentando largas esperas, mal estado de los camiones y una cobertura insuficiente en muchas rutas. El tiempo dirá si esta nueva apuesta logra mejorar realmente la calidad del servicio o si será recordada como otro intento fallido en la gestión del transporte urbano en Nuevo León.