Una Radiografía Preocupante de la Inseguridad en el Estado
Nuevo León enfrenta en 2024 una creciente ola de robos con violencia, una problemática que refleja el deterioro de la seguridad pública en el estado. A pesar del discurso oficial que asegura avances en la materia, los datos recopilados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran una tendencia preocupante: aumenta la violencia en los delitos cotidianos, incluso si el número total de robos ha disminuido ligeramente.
Según las cifras más recientes, en lo que va del año se han registrado 9,734 robos en el estado. De esos, 2,349 se cometieron con violencia, lo que equivale al 24.13% del total. En otras palabras, casi uno de cada cuatro robos en Nuevo León es violento. Esta cifra representa un incremento en comparación con el año 2023, cuando se reportaron 10,983 robos, de los cuales 2,426 (22.08%) fueron con violencia.
Este aumento del 9.28% en la proporción de robos violentos debería encender las alertas tanto en la ciudadanía como en las autoridades, sobre todo considerando que estos delitos afectan directamente a la calidad de vida de miles de personas.
Un Robo Cada 54 Minutos: El Ritmo de la Inseguridad
El promedio diario de robos en Nuevo León es alarmante. Con base en los datos oficiales, se comete un robo aproximadamente cada 54 minutos. Esta cifra, aunque cruda, ayuda a dimensionar la constante amenaza que enfrentan los habitantes del estado al realizar actividades cotidianas como caminar por la calle, usar el transporte público o incluso estar dentro de sus propias casas.
Los robos violentos no solo implican la pérdida de bienes materiales, sino también un fuerte impacto psicológico para las víctimas, muchas de las cuales terminan con secuelas emocionales y físicas. Sin embargo, en muchos casos no se denuncia por desconfianza en las autoridades o por temor a represalias, lo que genera una cifra negra que oculta la verdadera magnitud del problema.
Robos con Violencia por Tipo de Delito
Al analizar los diferentes tipos de robo que se cometen en el estado, se puede observar que algunos delitos presentan niveles de violencia particularmente elevados. A continuación, se presentan los más destacados según el SESNSP:
- Robo a transeúnte en vía pública: Se denunciaron 933 casos en 2024, de los cuales 732 fueron con violencia. Esto representa un índice de violencia del 78.4%, uno de los más altos en todo el país para esta categoría.
- Robo de vehículo: De los 1,513 robos reportados, 464 fueron con violencia.
- Robo a casa habitación: Se registraron 1,744 casos, 197 de ellos violentos.
- Robo en transporte público individual: De los 83 casos reportados, 69 fueron violentos.
- Robo en transporte público colectivo: 43 casos en total, con 18 cometidos con violencia.
- Robo en transporte individual: De los 55 casos, 44 fueron violentos.
- Robo a negocio: De 1,189 robos denunciados, 388 se llevaron a cabo con violencia.
Estas cifras reflejan un patrón preocupante: los espacios públicos y los servicios de transporte se han convertido en focos rojos de inseguridad. La ciudadanía ya no solo teme perder sus pertenencias, sino también sufrir agresiones durante un asalto.
¿Qué está Haciendo el Gobierno Estatal?
El gobierno de Nuevo León, encabezado por Samuel García, ha sostenido en diversas ocasiones que la entidad se encuentra entre las más seguras del país. Sin embargo, los datos contradicen esa narrativa. El aumento en la violencia de los robos refleja una falla estructural en las estrategias de seguridad pública implementadas por el estado.
A pesar de los anuncios de inversión en tecnología, operativos y coordinación con fuerzas federales, la percepción de inseguridad va en aumento. Diversos sectores de la sociedad civil, cámaras empresariales y ciudadanos en general han denunciado que las acciones del gobierno son más mediáticas que efectivas, y que no existe una estrategia clara para combatir los delitos que más afectan a la población.
Además, la falta de transparencia y de rendición de cuentas ha generado un clima de desconfianza. No se trata solo de cuántos robos hay, sino de cómo se atienden, cuántos se resuelven y cuántas víctimas reciben justicia.
La Violencia Cotidiana que Normalizamos
Otro factor preocupante es la normalización de la violencia. Cada vez es más común escuchar testimonios de personas asaltadas en plena luz del día, en avenidas concurridas, en el transporte o incluso cerca de instalaciones policiacas. Este tipo de delitos, antes excepcionales, hoy forman parte del día a día de miles de nuevoleoneses.
La falta de presencia policiaca efectiva, los tiempos de respuesta lentos y la impunidad en la mayoría de los casos han generado un ambiente donde los delincuentes se sienten con libertad de operar. La ciudadanía, por su parte, ha comenzado a cambiar sus rutinas, evitando salir de noche, utilizando rutas alternativas o incluso dejando de usar el transporte público por miedo.
El Papel de las Fiscalías y la Impunidad
La impunidad es uno de los principales factores que alimentan la violencia. En Nuevo León, menos del 10% de los delitos de robo terminan con una sentencia condenatoria. Esto significa que la gran mayoría de los delincuentes no enfrenta consecuencias por sus actos.
Además, la falta de una Fiscalía General sólida y autónoma ha debilitado el sistema de justicia en el estado. Actualmente, la entidad sigue sin contar con un fiscal titular desde hace más de dos años, lo que ha generado un vacío institucional que afecta la procuración de justicia y la persecución de los delitos.
Mientras tanto, las víctimas deben enfrentar un sistema lento, revictimizante y muchas veces ineficaz.
¿Qué se Puede Hacer?
Frente a este panorama, urge una estrategia integral de seguridad que no se limite a desplegar patrullas o anunciar inversiones en cámaras de vigilancia. La solución pasa por fortalecer las capacidades de investigación, profesionalizar a las corporaciones policiacas, recuperar el control de los espacios públicos y, sobre todo, restablecer la confianza ciudadana en las instituciones.
La participación de la sociedad civil también es fundamental. Es necesario exigir resultados reales, auditar el uso de los recursos destinados a seguridad y promover la denuncia como una herramienta para visibilizar el problema.
Por último, los medios de comunicación y las plataformas digitales deben seguir cumpliendo su papel informativo, evitando la banalización de la violencia pero también señalando con firmeza las omisiones del gobierno.
Los datos son claros: Nuevo León vive un repunte en la violencia asociada a los robos, y aunque se hable de cifras alentadoras, lo cierto es que la percepción de inseguridad está creciendo, y con razón. El aumento del porcentaje de robos con violencia, la frecuencia con la que ocurren y la falta de respuesta efectiva por parte del gobierno estatal configuran un panorama complejo y preocupante.
Mientras no se tomen decisiones firmes y estructurales, los habitantes de Nuevo León seguirán expuestos a una realidad violenta que poco a poco se vuelve parte de la rutina. Y eso, más allá de las estadísticas, es lo que debería preocuparnos más.