Desde que se reveló que Samuel García había desviado más de 200 millones de pesos, los ciudadanos de Nuevo León están sumergidos en un mar de interrogantes sobre el destino de su dinero. Ahora, tras el descubrimiento de que Samuel posee la capacidad financiera para adquirir relojes valorados en hasta $4 millones, los neoloneses han comenzado a sospechar que ahí es donde terminan sus impuestos.
¿Cuánto valen los relojes de Samuel García?
Pero, ¿alguna vez te has preguntado cuánto tendrías que trabajar para permitirte un lujo similar al de Samuel? ¡Para comprar esos relojes, un trabajador de Ciudad Juárez tendría que dedicar 58 años de su vida!
El reciente escándalo desatado por el uso ostentoso de relojes por parte del gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha puesto de manifiesto una brecha económica alarmante entre los políticos y el pueblo al que supuestamente sirven. Mientras que su esposa, Mariana Rodríguez, candidata a la alcaldía de Monterrey, se contenta con un Apple Watch, Samuel García se pavonea con exclusivos relojes de marcas suizas de renombre mundial.
La controversia estalló cuando el periódico Reforma expuso al gobernador por el uso de relojes valuados en al menos un millón de pesos. Entre ellos, se destaca un impresionante Audemars Piguet Royal Oak Perpetual Calendar, cuyo precio supera los 4 millones de pesos. Sin embargo, este no es el único artículo de lujo que el mandatario ostenta con desenfado.
El diario documentó que, a través de sus historias de Instagram, Samuel García ha presumido otro costoso reloj, el Patek Phillippe Nautilus 5980R, que alcanzaría un valor de 2 millones de pesos. Este modelo, aparentemente descontinuado, se estima que podría alcanzar hasta 225 mil dólares en el mercado internacional.
Derroche en Productos de Lujo
Para adquirir estas joyas de la relojería, el gobernador no tiene que abandonar su estado natal, sino simplemente dirigirse a la región suroeste de Monterrey, donde se encuentra una tienda exclusiva de la marca Audemars Piguet. Estos relojes, con detalles de oro blanco de 18 quilates y un cierre desplegable, representan un símbolo no solo de estatus, sino también de la desconexión entre la clase política y las realidades económicas de los ciudadanos comunes.
El derroche evidente de Samuel García contrasta con las revelaciones de presuntos desvíos de fondos públicos por parte de su gobierno, que según una investigación del diario El Norte, ascienden a la impresionante suma de 200 millones de pesos, canalizados a empresas vinculadas tanto al gobernador como a su padre.
Ante este panorama, surge una pregunta inevitable: ¿Vamos a permitir que Movimiento Ciudadano continúe viviendo a costa del erario público, mientras el pueblo sufre las consecuencias de la corrupción y la desigualdad? Es hora de exigir transparencia, responsabilidad y justicia en el manejo de los recursos públicos. Los ciudadanos de Nuevo León merecen respuestas, no solo a dónde van sus impuestos, sino también quién está realmente velando por sus intereses y bienestar.