El descontento y la indignación estallaron en el municipio de Juárez durante la inauguración del jardín de niños Juan Sebastián Bach, donde el gobernador Samuel García hizo caso omiso a las demandas de los padres y madres de familia que claman por una educación digna para sus hijos. En un acto que debería celebrar el progreso educativo, las voces de los juarenses se alzaron para denunciar las condiciones precarias en las que los niños reciben su formación básica: aulas sobrepobladas, temperaturas abrasadoras y la falta de recursos esenciales.
50 Madres de Familia Protestan contra Samuel García
Alrededor de 50 madres de familia se congregaron en el evento para hacer eco de las carencias que enfrentan las menores en materia de educación básica. La protesta, que buscaba llamar la atención sobre la urgente necesidad de construir más escuelas en la región, se llevó a cabo en el fraccionamiento San Francisco, donde se erige el nuevo jardín de niños. Sin embargo, en lugar de encontrar apoyo y soluciones, se encontraron con la indiferencia del gobernador, quien optó por saludar y continuar con el protocolo del evento.
Las madres de familia destacaron la grave situación en la que se encuentran las escuelas en Juárez, donde el hacinamiento es moneda corriente y la sobrepoblación de alumnos en un solo establecimiento es alarmante. La realidad de cuatro turnos en una misma escuela es un reflejo claro de la falta de infraestructura educativa en la región. Más de 400 menores se ven obligados a pagar cuotas de inscripción para acceder a clases en línea, evidenciando la brecha digital que agrava aún más la desigualdad en el acceso a la educación.
Juárez Necesita Educación, No Carros Tesla
La pregunta que resuena en el aire es evidente: ¿Qué es más importante para el gobernador Samuel García, los lujos y caprichos personales como sus autos Tesla, o la educación de los niños en Juárez? Su falta de respuesta y acción ante las demandas legítimas de la comunidad juarense solo alimenta la percepción de que los intereses de la élite política están desconectados de las necesidades reales de la población.
En un país donde la educación se proclama como un derecho fundamental, es inaceptable que los niños y niñas de Juárez sigan siendo víctimas de un sistema que los relega a condiciones deplorables. La omisión del gobernador frente a estas demandas solo amplifica la injusticia y la desigualdad, y deja en claro que la lucha por una educación digna para todos es una batalla que aún está lejos de ser ganada.